El diagnóstico de cáncer de mama y sus tratamientos pueden afectar a la vida sexual de las pacientes, lo que puede conllevar un inesperado golpe emocional para la mujer u hombre que lo padecen y también para la vida de pareja. De repente, las personas afectadas toman conciencia de que el cáncer de mama no solo es una enfermedad física, sino que también irrumpe en la mayoría de los aspectos de la vida, incluso en la vida íntima.
A lo largo de este artículo, escrito con motivo del Día Mundial de la Salud Sexual, repasamos por qué el cáncer de mama y sus tratamientos inciden en la vida sexual de la persona que lo padece, cuáles son los síntomas que aparecen y de qué herramientas disponemos para ayudar a mejorar y a recuperar la vida sexual, a pesar del cáncer de mama.
Los cambios que alteran la vida sexual
Los cambios más evidentes que acontecen con el diagnóstico del cáncer de mama son los inevitables cambios en la imagen corporal secundarios, principalmente a las cirugías, como la mastectomía o la tumorectomía, operaciones que implican extirpar toda la mama o una parte de ella, así como la conocida caída del vello (alopecia) secundaria a la administración del tratamiento de quimioterapia.
Además, la quimioterapia y los tratamientos hormonales provocan la disminución de la producción de las hormonas femeninas y, en muchos casos, se induce una menopausia precoz en la mujer, con los síntomas que esta etapa conlleva.
A todos estos cambios físicos reales, cabe añadir que el diagnóstico del cáncer puede provocar ansiedad y depresión, reacciones emocionales que, a su vez, pueden afectar al deseo sexual.
Los principales síntomas
Los principales síntomas en el contexto del cáncer de mama y sus tratamientos que impactan en la vida sexual de las pacientes son sequedad vaginal, fatiga, dolor durante las relaciones sexuales, baja líbido o baja autoestima. A su vez, estos síntomas conducen a la frustración y condicionan la aparición de problemas de pareja.
En las consultas observamos que los cambios, síntomas y problemas a los que se enfrentan nuestras pacientes durante la enfermedad se acumulan, generando un gran peso emocional que afecta a todos los aspectos de su vida, también a la salud sexual, frecuentemente desatendida en este contexto. Entendemos que la sexualidad es un aspecto profundamente íntimo y personal y queremos estar al lado de nuestras pacientes también en este camino. A continuación, exponemos algunas estrategias que pueden ser de gran ayuda en este proceso.
Las estrategias para mejorar
Las estrategias que pueden ayudar a las mujeres a mejorar su vida sexual durante el cáncer de mama son múltiples.
En primer lugar, es primordial insistir en una buena comunicación con la pareja; la empatía y comprensión son vitales en esta situación.
En segundo lugar, es preciso pedir ayuda a los diversos profesionales que, desde sus respectivos campos, pueden ayudar a la mujer a mejorar su vida sexual, como son el oncólogo, el ginecólogo, el psicólogo o el sexólogo.
En tercer lugar, es importante saber que existen tratamientos, principalmente indicados por parte de la especialidad de Ginecología, que pueden ayudar a mejorar, sobre todo, la sequedad vaginal, facilitando unas relaciones sexuales más placenteras. A día de hoy disponemos de tratamientos no hormonales tópicos como los lubricantes, hidratantes, etcétera; también existen tratamientos hormonales vaginales, aunque solo deberían usarse de forma consensuada con un profesional médico y se pueden plantear en algunos casos de forma individualizada. Por último, cabe destacar que existen medidas físicas, como los dilatadores y otros tratamientos más novedosos enfocados a regenerar y mejorar la atrofia vaginal ,como el láser/la radiofrecuencia vaginales, el PRP o Plasma Rico en Plaquetas vaginal y el ácido hialurónico vaginal inyectado.
En cuarto lugar, la cirugía y la estética oncológica, especialidades que han ido creciendo y mejorando en los últimos años, pueden contribuir a mermar los problemas de autoimagen y autoestima. Existen técnicas de reconstrucción quirúrgicas de la mama o, por ejemplo, en forma de tatuaje de la areola-pezón, que evitan la sensación de mutilación del pecho y permiten que la mujer se sienta mejor con su imagen corporal. Asimismo, en los últimos años han surgido una gran variedad de complementos y cosmética para cuidar la imagen durante y después de los tratamientos oncológicos, mejorando la autoestima de las pacientes e incrementando su bienestar.
En Oncología, todo el equipo intentamos ayudar y acompañar a nuestras pacientes en todos los aspectos de la enfermedad de cara a mejorar su salud y bienestar en general.
Fuente: Artículo escrito por Dra. Laia Garrigós - Oncóloga médica, IBCC
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