Este estudio sugiere que un programa de ejercicio personalizado de 1 mes, iniciado inmediatamente después de la cirugía de cáncer de mama y complementado con sesiones supervisadas que coincidieron con las visitas al cirujano, mejoró significativamente la función del hombro en pacientes con cáncer de mama.
La mayoría de las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama en etapa temprana reciben cirugía como parte de su tratamiento contra el cáncer. Los avances en el tratamiento quirúrgico han tenido un impacto positivo en la supervivencia del cáncer de mama, aunque la cirugía del cáncer de mama todavía tiene resultados adversos que van desde molestias agudas hasta complicaciones crónicas. Aproximadamente un tercio de las mujeres experimentan efectos adversos inducidos por la cirugía, como restricción del rango de movimiento (ROM) del hombro, disminución de la fuerza del hombro, dolor, linfedema y síndrome de la red axilar, que pueden provocar depresión y nerviosismo. Otros efectos adversos comunes de la cirugía de cáncer de mama incluyen debilidad en los brazos, fatiga y deterioro general de las actividades diarias. Las complicaciones tras la cirugía o un periodo de recuperación prolongado pueden incluso retrasar el inicio del tratamiento adyuvante.
Un mes después de la cirugía de cáncer de mama marca un momento crucial en la trayectoria de la paciente para la recuperación del sitio quirúrgico y la preparación para tratamientos posteriores. En este momento, son necesarias intervenciones de ejercicios de rehabilitación y tratamientos médicos. Se ha demostrado que la movilización temprana del hombro después de una mastectomía total previene la disfunción del hombro y no aumenta el riesgo de complicaciones quirúrgicas. Después de la cirugía, se recomienda a las pacientes con cáncer de mama que comiencen a hacer ejercicio para mejorar la rigidez de las articulaciones, la atrofia muscular, la función del hombro y la calidad de vida.
Mejora del ROM y la fuerza del hombro
Este estudio demostró que un programa de ejercicio combinado supervisado y en el hogar mejoró el ROM y la fuerza del hombro tanto a corto como a largo plazo. Un mes después de la cirugía, encontramos que el 67,9% de los pacientes con cáncer de mama en el grupo de ejercicio recuperaron completamente la fuerza del hombro en comparación con el 3,6% en el grupo de atención habitual. Los pacientes del grupo de ejercicio continuaron mejorando la función del hombro 6 meses después de la cirugía, aunque no se realizó ninguna otra intervención.
A los 6 meses de seguimiento, el 78,6 % y el 85,7 % de los participantes en el grupo de ejercicio mejoraron hasta el 95 % de su ROM y fuerza basales del hombro, respectivamente. La intervención personalizada se consideró eficaz, con mejoras en los resultados secundarios, incluida la puntuación SPADI, la composición corporal, el comportamiento de actividad física y los factores de calidad de vida. A diferencia del grupo de control, el grupo de ejercicio no experimentó disminuciones estadísticamente significativas en la masa muscular ni en la calidad de vida; más bien, estos parámetros permanecieron estables o demostraron tendencias positivas.
Conclusiones
Los datos el estudio demostraron una mejora en la función del hombro y otros parámetros de salud con la programación de ejercicios personalizada de intervención temprana inmediatamente después de la cirugía por cáncer de mama. En el futuro, se deben realizar ensayos multicéntricos y multinacionales para probar la validez externa del programa de ejercicio combinado supervisado y en el hogar que desarrollamos e implementamos en este estudio.
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